El rol docente desde la mirada normalista, es definido desde la figura del apóstol, con dispositivos didácticos transmitidos en la formación, cuya tarea primera es dejar en manos de los alumnos todo el conocimiento que posee y acostumbrarlos a obedecer la norma, con una fuerte impronta de la lectura y la escritura.
La tradición normalista, que no será única y tendrá matices diversos, recorrerá con su influencia gran parte de la historia pedagógica del siglo transcurrido. Entre los legados quizás más presentes hoy podemos señalar el “vocacionismo apostólico” atravesando no pocos trayectos de formación y prácticas docentes noveles.
El ingreso de un nuevo equipo directivo en el año 2005 en la Escuela Normal, produce un cambio Institucional y de modelo en la gestión.
A partir de allí, se puso en tensión el proyecto formativo de su mandato fundacional y las nuevas miradas de los nuevos docentes
En este sentido toma una importancia especial lo que tiene que ver con el trayecto formativo de los alumnos, dado que hasta ese momento la lógica imperante era que el alumno elegía estudiar para maestro/a por vocación, por lo tanto debía incorporarse a una Institución con un proyecto definido, y en la cual el abandono o el fracaso, se traducía como la falta de elementos para ser docente.
Esta situación nunca se la había analizado como una problemática Institucional y que tenía que ver directamente con el proyecto formativo en relación con el perfil de los ingresantes.
El debate hoy está planteado desde la misma formación y al interior de todas las carreras sobre estos nuevos docentes para una nueva sociedad, donde la inclusión sea una realidad y no solo un anhelo posible.
Este nuevo docente debe romper con la mirada individual del alumno y pensarlo como un sujeto que está inserto dentro de un contexto, en su realidad para que pueda transformarla.
Para esto se están llevando adelante prácticas innovadoras que pretenden generar en los estudiantes otras miradas de su rol, en un contexto socio-histórico de grandes transformaciones.
Como en todo proceso de transformación se deben respetar los tiempos de los actores involucrados, no todos los docentes ni en todas las carreras se han podido generar las rupturas que den paso a entender a la educación como un acto eminentemente político y que el docente debe hacerse cargo de ese rol para asumir el desafío de modificar las prácticas en función de los docentes que estamos formando para que formen las nuevas generaciones.
A pesar de ello mucho se han sumado y se siguen sumando a nuevos proyectos que dan cuenta que la formación docente está recuperando su lugar y un nuevo sentido.
Las políticas educativas para el nivel, tanto nacional como provincial, han movilizado los Institutos de Formación Docentes y nos han permitido crecer en recursos capacitación y acompañamiento en un modelo de gobierno autónomo y participativo.
»PROFESORADO DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN«
»PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA«
»PROFESORADO DE EDUCACIÓN PRIMARIA«